-¿Ágata?- su voz suena al otro lado del teléfono
No me siento capaz de contestar, ¿acaso no sabe lo mucho que estoy sufriendo?
-¿Qué quieres?- consigo decir con un hilo de voz
-Siento llamar tan tarde, solo era para decirte que lo siento. Sé que no entiendes que quiera dejarlo, pero espero que algún día te des cuenta del porqué. Yo no soy suficiente para ti. Necesito que sepas que esto lo hago por ti, te quiero.
-No me hagas reír, no pienso escuchar tus mentiras. No sirve de nada que intentes excusarte diciendo que lo haces por mí, en el fondo sabes que no es así. Hazme un favor y no vuelvas a llamar, mejor dicho no vuelvas a aparecer en mi vida ya me has hecho sufrir demasiado.
Ojalá pudiera decirle que en el fondo estoy deseando verle, que vuelva a mi lado y que le necesito.... pero no puedo. Tengo que ser fuerte, o al menos parecerlo, porque en mi interior algo se está rompiendo en pedazos destrozando el último rastro de mi felicidad. Antes de que él pueda volve a hablar, cuelgo. No quiero volver a oír su voz, no me siento capaz. Sería demasiado duro, demasiado doloroso. Tiró el móvil al suelo bruscamente y veo como se hace pedazos al caer. Me siento sin fuerzas, perdida. ¿Por qué? Me tumbo en la cama y intento no pensar, pero es imposible. Su imagen acude a mi cabeza sin yo poder hacer nada para evitarlo. Sin darme cuenta empiezo a cantar nuestra canción. Sí, aquella que hizo que nos conociésemos. Pero eso es algo en lo que no quiero pensar ahora. Esa canción ya no me trae felicidad ahora solo evoca dolor y sufrimiento. ¿Cómo voy a estar toda mi vida sin él? Él era mi felicidad, era todo. Sin él, ya no soy nada.
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